jueves, 21 de abril de 2011


La veo y me siento pequeñita .
insignificante, como si en cualquier momento fuese a chasquear sus dedos y a hacerme desaparecer de su mundo en ruinas , en ruinas por mi culpa.
revoloteando entre caricias y saboreando miradas sabor caramelo , fui desmenuzando los cimientos de su vida .
yo era la pequeña hormiga brillante como un zapato de charol ,que llamada por la seductora fragancia de la azúcar fui a hurtadillas a desmigar ese enorme bollo de arándanos que tenía por vida .
destroce su bollo y no me pisó como haría yo con cualquier otra hormiga.
ahora la veo pasar y tiemblo .
¿habrá cocinado otro bollo ? ¿será más sabroso que el anterior ? ¿Sabrá que no soy una insignificante hormiga ?
yo la miro a sus ojos verdes y siento como el peso de la culpa se aloja entre mis cabellos , tirándome hacía abajo , obligándome a bajar la mirada y a pedir perdón inconscientemente .
entonces recuerdo el bollo , lo sabroso que era .
hago una bola con la culpa y la lanzo a la papelera ,deshago mis pensamientos , ordenándolos .
¿Sabes ?
El empedrado de la calle limón no es un buen lugar para dejar un bollo.

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